17 de junio de 2012

BEATIFICACIÓN DE CECILIA EUSEPI

Hoy, 17 de junio de 2012, la Familia Servita está de gozo por la Beatificación de la Venerable Cecilia Eusepi. Les dejamos este artículo biográfico que se publicaba en el Boletín "Santo Entierro" número 20, firmado por el Consejero General de la Orden de los Siervos de María Fray Charlie Mª Leitao, que viene a detallar la vida ejemplar de la joven Cecilia.
Cecilia Eusepi nació en la ciudad de Monte Romano (Italia), el 17 de febrero de 1910. Su padre dejó el mundo cuando ella tenía 45 días de vida. La madre de Cecilia, Paulina Mannucci, se trasladó con ella el 6 de enero de 1915 para la hacienda La Massa, en Nepi, donde su hermano Felipe administraba las propiedades de los duques Lante de la Rovere. Luego su madre y su tío decidieron confiarla como interna en el Monasterio de las Monjas Cistercienses, que distaba unos cientos de metros de la Iglesia de los Stos. Mártires Tolomeo y Romano, popularmente llamada como «del Rosario», Parroquia confiada a la Orden de los Siervos de María.
Después de su entrada en el convento, las monjas la presentaron para su Confirmación al Obispo de Nepi, Monseñor Luigi María Olivares, el 27 de mayo de 1917. Sin embargo, el hecho decisivo que marcó su relación con Dios sería unos meses más tarde, al 2 de octubre de 1917, con su Primera Comunión. La novedad más interesante junto a la Primera Comunión fue el descubrimiento del significado de la santidad en el libro “Historia de una alma”, de Sta. Teresa de Lisieux, que las monjas pusieron en sus manos inmediatamente después de acceder al sacramento de la Eucaristía. Antes, ella pensaba que la santidad se confundía con las santas oraciones recitadas, siguiendo el ejemplo que admiraba en la vida del monasterio. Y desde ahora entiende que ser santo significa “hacer bien todas nuestras acciones, aunque sea mínima, con la intención de agradar a Jesús”. Entre sus diversas lecturas, leyó la biografía de S. Gabriel de la Dolorosa, Pasionista, que había heredado la devoción a Nuestra Señora de los Dolores de la Tercera Orden de los Siervos de María. También Cecilia leyó el libreto  “Racimos de oro de la mística viña del Senario”, escritos biográficos de santos y beatos de la Orden de los Siervos de María. Y se enamoró de estas almas, pidiendo ser terciaria de la Orden de los Siervos de María, movida por el deseo de vivir la espiritualidad de los Siete Santos Fundadores Servitas. Así, emitió su promesa el 17 de septiembre de 1922 en la Iglesia Parroquial, pero una gastritis obstinada y una epítasis forzaron a Cecilia quedarse en La Massa desde febrero de 1922 hasta el 1º de noviembre de aquel año, fecha en la cual Cecilia volvió a entrar en el monasterio para continuar sus estudios. Sin embargo, esto le permitió constituir con sus compañeras la Compañía de Nuestra Señora de los Dolores. Con la muerte de la abadesa que la había acogido desde niña, la madre Teresa Salvatori, Cecilia ya no seguiría en el monasterio.
La atracción a la Virgen de los Dolores, a quien llamaba su “Corazón”, la llevaría a abrazar el estado de vida de las Manteladas Siervas de María de Pistoia. Así, el 16 de noviembre de 1923 Cecilia deja Nepi, y va a vivir en Pistoia para iniciar la primera etapa de formación con las Manteladas Siervas de María. Pero tuvo que renunciar los altos ideales que le atravesaban su corazón, encontrándose clavada por una enfermedad devastadora que la conduciría a la muerte a los 18 años de edad. Sus escritos autobiográficos (“Historia de un Payaso”) y su Diario Espiritual son una preciosa herencia, en los cuales se entrevén las grandes líneas de su espiritualidad servita. La primera enseñanza que tomamos de los escritos de Cecilia Eusepi es su intenso deseo de Dios. Jesús Eucaristía, para ella definida como su «Tesoro», constituyó la referencia constante de su existencia. Y junto a la Eucaristía, el amor apasionado a la Virgen de los Dolores, que ella definía su «Corazón». Así, Cecilia supo vislumbrar en su sufrimiento la extrema asimilación a Cristo, conjugando admirablemente el sufrir al amar.
El milagro necesario para su beatificación sucedió en Monte Romano el 4 de agosto de 1959. Allí, Tomas Ricci estaba descansando, durante el tiempo de cosecha, debajo de un camión Chevrolet, que de modo inadvertido pasó por encima de su cuerpo, y gracias a la intercesión de Cecilia, invocada por el conductor, nada le sucedió. 
Hoy, 17 de junio del 2012, la venerable Cecilia Eusepi, terciaria de los Siervos de María, será beatificada en la Diócesis de Civitavechia, en Italia. Que su intercesión nos ayude a ser testigos del amor y del carisma servita de misericordia y de compasión.

Foto: O.S.M.