26 de marzo de 2012

SOLEMNE SEPTENARIO: 3 - PASIÓN

Comienza la semana de Pasión y el camino se va haciendo más corto.
En la mañana del Domingo de Pasión, 25 de marzo, nuestra Hermandad procedía con sus cuadrillas de costaleros a trasladar los pasos procesionales de nuestros Sagrados Titulares a la Parroquia, en la conocida "mudá". Multitud de hermanos, devotos, cofrades y curiosos se acercaron a media mañana hasta la sede de nuestra Hermandad en la Calle Cristo de la Buena Muerte, para ser testigos de este traslado. 
Allí muchos se sorprendieron ante el excelente trabajo que el taller sevillano del dorador D. David de Paz Encinas ha llevado a cabo sobre el frente de la canastilla y crestería de las nuevas andas procesionales del Santo Entierro. El dorado otorga mayor elegancia a la talla churrigueresca de rocallas que se extiende por todo el paso, contrastando en el centro del frontal la heráldica de la Hermandad en la que se ha aplicado gran cromatismo con técnicas pictóricas como el estofado. En días siguientes se completarán los trabajos que se habían proyectado para esta Semana Santa en nuestro paso con la entrega de la trasera de la canastilla también terminada de dorar.
Por su parte, el palio se veía resplandeciente bajo el sol del mediodía. La plata de la orfebrería y el oro bordado brillaban sobremanera ante los ojos de los allí congregados. También en esta "mudá", quedaba a la vista la culminación de los bordados de los faldoncillos que lucen bajo los respiraderos de plata del paso de la Virgen. Estas piezas han sido donadas por los Priostes de la Hermandad y siguen en su diseño el estilo romántico del resto de los bordados del palio. Motivos vegetales y florales a base de roleos y acantos se derraman por todo el faldoncillo, presentando en su centro un medallón en el que se inserta en cada frente un escudo distinto: el corazón traspasado en el frontal simbolizando la advocación de la Virgen de los Dolores, mientras que en los laterales se muestran la Cruz de San Juan y la heráldica de La Palma representando respectivamente al Templo donde esta Hermandad tiene su sede canónica y a la ciudad donde arraiga la devoción a nuestra Madre.
Al termino de la mudá, costaleros y hermanos pudieron disfrutar de un ágape de confraternización en la Casa Hermandad, donde se vivieron momentos de gran alegría y nerviosismo de cara a la cercanía de la Semana Santa.
Al atardecer, de nuevo el Septenario volvía a convocar a multitud de palmerinos que abarrotaban el Templo Parroquial. Las enseñanzas de la Palabra de Dios hacían reflexionar sobre la cruz, sobre aquello que tanto nos cuesta y que cada uno debe llevar en su vida con la misma entereza y humildad con que Cristo cargó nuestros pecados.
Fue un día de Pasión, en la que los hermanos del Santo Entierro pudieron admirar el fruto del trabajo material de todo un año y crecer con el alimento de vida que Jesús de la Buena Muerte nos ofrece siempre en el Sacramento de la Eucaristía.

 

Fotos: Manuel V.