El pasado 11 de noviembre, estuvo en nuestra Casa Hermandad, Manolo el gerente de la empresa de artesanía sevillana Manolo y Antonio Doradores SL, desde donde ha salido el estreno de la Semana Santa del pasado 2010: el dorado completo del juego de los seis candelabros de cuarenta luces que han alumbrado a nuestro Titular, el Stmo. Cristo de la Buena Muerte, desde la pasada Subida al paso en la noche del Viernes de Dolores.La finalidad de la visita ha consistido en revisar su mantenimiento y transmitirnos las recomendaciones propias de conservación, garantizando así, la alta calidad de este trabajo que con paciencia y maestría han aplicado sobre la madera limpia que dejó Paco Pineda y que ellos han tratado con sulfato de cal, aplicándoles las finas láminas de oro de 23 3/4 kilates, para su posterior bruñido con piedras de ágata.
Manolo, demostrando su profesionalidad de más de cuarenta años de experiencia en el oficio, junto a Antonio y los miembros de su familia que conforman el taller de la calle Castellar, del que ahora se mudan, han tenido la dicha de ejecutar trabajos tan relevantes como el precioso Retablo de Ntra. Sra. del Rocío en la aldea almonteña, entre una fecunda labor entre Hermandades y Cofradías de todos los puntos de nuestra particular geografía.
En aquellos tranquilos días del pasado otoño, Manolo se acercaba a nuestra sede social para hacerle un seguimiento a su trabajo, como ellos tienen costumbre, y de esta manera poder quitar pequeños salpicados de cera que durante la Estación de Penitencia manchan los candelabros, en las distintas levantás del paso de misterio. De esta manera con un buen cuido le quedará larga vida a estas obras de artesanía, que tan difíciles y caras resultan.
Manolo, demostrando su profesionalidad de más de cuarenta años de experiencia en el oficio, junto a Antonio y los miembros de su familia que conforman el taller de la calle Castellar, del que ahora se mudan, han tenido la dicha de ejecutar trabajos tan relevantes como el precioso Retablo de Ntra. Sra. del Rocío en la aldea almonteña, entre una fecunda labor entre Hermandades y Cofradías de todos los puntos de nuestra particular geografía.
En aquellos tranquilos días del pasado otoño, Manolo se acercaba a nuestra sede social para hacerle un seguimiento a su trabajo, como ellos tienen costumbre, y de esta manera poder quitar pequeños salpicados de cera que durante la Estación de Penitencia manchan los candelabros, en las distintas levantás del paso de misterio. De esta manera con un buen cuido le quedará larga vida a estas obras de artesanía, que tan difíciles y caras resultan.
Foto: J.D. González
