11 de abril de 2014

"MIRAD Y VED...", VIERNES DE DOLORES

"Mirad y ved si hay dolor como mi dolor" (Lam 1, 12).
Frío de mármol roto, luz de crepúsculo por la vidriera, ocaso de la Cuaresma. Por sus manos los siglos pasan inalterables, cargados de historia, de devoción sincera, de amor donado y oro de promesas. 
Pecho abierto, suspiro contenido en llanto de corazón encogido y traspasado en el paralelismo del siete, el de los Santos de su Orden, el de los Servitas que hoy visten el viernes de gozo en la conmemoración de tres siglos de la Festividad a los Dolores de Nuestra Señora. Fue el Papa Clemente XI quien en 1714 otorgara a los Siervos de María la celebración de una Fiesta Litúrgica en honor de la Virgen Dolorosa en el último viernes de la Cuaresma.
Y el aire vestido de azahares, blanco que rompe el luto riguroso, el duelo que embarga a la Madre, que en su memoria abraza a la Buena Muerte. Azabache entre las cuentas del rosario, anillos entrelazados en la entrega más sincera, placa policial y pañuelo de lágrimas bordado. La mirada siempre a la izquierda, siempre a la tierra, siempre a La Palma. No queda más, no cabe más en su rostro, no hay más que dolor... De sus labios se escapan unas palabras: "Mirad y ved..."
Madre en el cielo, Reina de nuestras vidas y Señora en La Palma.

Foto: Manuel V.