24 de diciembre de 2013

RECUERDOS DE CUNA


Arrullo de blancas sábanas, cristal de recuerdos en la memoria, corazón transido, fruto bendito. Fulgor de estrella naciente, dolores en el cuerpo y el alma revestida de gloria: "¡A Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres!". Calor de hogar, pesebre hecho palacio, trono excelso de la humildad. Caricias entrecortadas, felicidad nerviosa, piropos y plegarias. Juego de ángeles, anuncios, Buena Nueva, vigilia y silencio. Madrugada de hielo, Belén de escalofríos inolvidables, fuego abrasante en el espíritu. Mirada de niño, piel de hombre y corazón de Dios. 
Vuelven a sus ojos, en sus cinco lágrimas se refleja el recuerdo, la piel aun palpita caliente al roce del recién nacido y la sonrisa se dibuja tímida en su rostro de pena eterna encogido. Nace Dios en el corazón, el sepulcro de la Buena Muerte se hace cuna y el silencio se rompe en alabanzas de querubes y pastores: Nace Cristo, el Mesías, Jesús, Dios y Hombre, Padre e Hijo.

"Tanto amó Dios al mundo, que le dio su Unigénito Hijo, 
para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna" (Jn 3, 16). 

Foto: Manuel V.